viernes, 27 de abril de 2012

Es una linda mañana según se observa desde nuestra ventanilla de la carpa. Ya comienza nuestro día con el Planeta girando hacia el sol, que nos va trayendo sus cálidos rayos.                                                                                                            Se nota una humedad sobre los pastos y flores del camino. Dan ganas de desperezarse, y seguir durmiendo. Sin embargo, no, es mejor salir y disfrutar el aire fresco, el sol tibio, los pájaros que salen trinando de sus nidos en busca de alimento para sus pichones, y el piar de éstos esperando la vuelta de sus padres. Cantan diferentes pajarillos, volando y alegrando al amanecer que llega.             Un breve desayuno nos pondrá en condiciones de energía para continuar. Dejaremos la carpa bien cerrada y caminaremos por el prado, viendo revolotear mariposas, entre las flores silvestres que dan diferentes tonos a las abigarradas plantas por sectores verde,  por sectores lila, y rosa, y amarillas, y rojas, y....todo es  belleza y color.                                                                                                     La señora Naturaleza en todo su explendor. Nada es comparable al viento suave y sonoro, al brillo del sol en un cielo azul radiante,  a los animalillos en sus seguros refugios, en sus nidos construídos con sus propios picos, cada uno con sus cualidades que los diferencian.                                                                                Da gusto observar tanta  generosidad de la naturaleza, sentir su brisa, oler sus perfumes, deleitarse con sus colores....

jueves, 26 de abril de 2012

Una virgencita milagrosa

Naní estaba sentada al sol en un día de invierno, tratando de hallar una forma de ganar algún dinero, sin desatenderse ella. Había solicitado uno como vendedora, y como no tenían límite de horarios, no lo aceptó.                                                         Jugaba con unas florcillas, muy pequeñas,  silvestres, ya iba a cortar algunas  para guardarlas en su libreta de obligaciones, y sintió como una suave brisa que le llevaba su cabello. Dejó las florcillas en su planta, y pensó, Oh Dios, qué sentido tendrían esas florcillas en mi libreta, pronto se secarán y no tendrán su gracia. Dejaré que sigan alegrando con sus colores la vista de quienes pasan por su lado, aunque a veces ni las miran. Entonces, recordó una estampita de una Virgen que no recordaba si era de una provincia, sí era de Salta, y en ella  también había florecillas de colores.                                                                                            Buscó en su libreta, y allí estaba, como si quisiera decirle algo, con sus ojos brillantes.  Rápidamente Naní se dijo, ella está contenta, porque no quité esa flor de su planta.  Y eso  la dejó muy contenta y con esperanza.                                                              No pasaron muchos días, y sin tener nada previsto, una de las amigas de su  madre, la llamó por teléfono, ofreciéndole un pequeño trabajo.  Y era algo muy agradable para ella, solamente sacar a pasear a sus dos perritos por la plaza durante dos horitas, porque la señora amiga,  no tenía tiempo.                          Naní  resolvió aceptarlo, ya  solamente eso le bastaba para sus gastos cotidianos.                                                                                          Recordó las florecillas y la virgencita que parecía mirarla cariñosamente, como si quisiera hablarle. Si, Naní   estuvo segura.  No cortar esas floreillas, para que otros disfrutaran de sus colores, tuvo como premio, la dulce mirada de la virgencita  y el empleo que tanto deseaba.                                                         

Buscando el futuro

El sol resplandece, brillante, soberbio. Y es eso, con su energía nos da calor y nos  regala el día.                                                                                                         Sopla un viento suave.  No se ven nubes hacia el horizonte, azul brillante, gratificante a la vista.                                                                                           Naní observa, escucha,  al rumor de los necesarios quehaceres ciudadanos, se agrega el canto de algunos pájaros que sobrevuelan el parque. Trata de reflexionar. Estudia y necesita un salario para sostener sus gastos .                     No sería cosa de enredarse en cualquier empleo, con horarios extenuantes, con ruidos aturdidores, con gente que viene y va. No, buscará la forma de dar solución a sus necesidades, sin deteriorar su pasión por disfrutar del tiempo libre, de la lluvia, del sol, del viento suave, y de las ráfagas que sacuden todo.                                                                              Tampoco dejará de escribir sus antojadizas novelas, sus pequeñas poesías y sus ideas fantásticas que cambiarían el mundo.                                                                                                                 Sin embargo,  la realidad dice otra cosa. Y no es questión de ceder. Tendrá que haber algo, simple y suficiente para conseguir ese necesario ingreso, que le hará sentirse independiente.                                                                                             Se levanta de ese  banco parquesino, ya han llegado  varios niños, alegres y briozos, que casi no notan la presencia de algunas personas aquí y allá, descansando, dubitando, conversando.                                                                     Y  no es posible seguir reflexionando.                                                                       Se aleja caminando despacio,  esperando hallar alguna solución que la satisfaga. Y persistirá hasta que llegue a su conocer, algo que le brindará en especial, el tiempo libre para su deleite.